Los niños que acosan a otros encontraron una nueva vía de hostigamiento para maltratar a través de las nuevas tecnologías. Es lo que conocemos como ciberbullying.
Desde que Internet irrumpió en nuestras vidas el acoso escolar ha traspasado las fronteras de los salones para colarse también en la Red y alcanzar a sus víctimas allá donde estén. Si consideramos que, desde que empezó el confinamiento, el uso de Internet ha subido exponencialmente , y que las vías de comunicación de los menores es justamente esa, podemos deducir que el acoso escolar no ha acabado. Y puede ser más patente ahora. Lo cierto es que las nuevas tecnologías están permitiendo esa educación a distancia y que los niños, de mejor o peor manera, puedan superar el año a través de TICS (Tecnologías de información y Comunicaciones), clases virtuales, plataformas, WhatsApp -todos también canales de ciberbullying-. Siempre se habla de las bondades de la tecnología como método pedagógico, pero nos olvidamos que a nadie le llaman ya la atención todas las horas que pasan los niños frente a las pantallas, una preocupación que antes del confinamiento era una constante. Pero también hay que pensar que el pasar más horas conectados a internet no solo ofrece más opciones al acosador, sino que la víctima puede estar más horas mirando lo que se ha escrito o difundido sobre él o ella.
El acoso escolar y ciberbullying no son realidades aisladas. De hecho, son un continuo que empieza en clase y acaba cuando el niño desconecta sus redes sociales. O más tarde porque el tormento a veces puede impedirles el sueño. El ciberbullying es un canal más y la diferencia entre uno y otro es que las TICS y redes son medios masivos, que llegan en un solo click, a distancia, siendo más fácil para el acosador porque no hay una relación cara a cara. Además, puede actuar las 24 horas los siete días de la semana, de manera gratuita, sin filtros, sin administrador. Es un campo libre.
Los perfiles de la víctima y el acosador
El perfil de la víctima es amplio, porque puede ser cualquier niño o adolescente, que sea percibido como diferente, con rasgos tanto positivos como negativos. Por su parte el acosador puede haber sido víctima de bullying, pero también estar expuesto a un entorno de violencia. Pero, la característica principal es su falta de empatía y que entiende al otro como un instrumento. Y hay que añadir a un tercer grupo de actores: los observadores.El acoso existe porque hay observadores que lo aplauden, y en este tiempo de confinamiento el público está presente desde la mañana hasta por la noche, y en tiempo real, en todas las redes, explica el psicólogo.Los acosadores conocen a sus víctimas. Eligen a sus iguales y existe una intencionalidad. Van a esa persona, porque saben que pueden agredirla. Para que haya ciberbullying, generalmente ambas partes tienen que ser compañeros o alumnos del mismo centro escolar. Pertenecen a los mismos chats y foros digitales, y consiste en que uno va minimizando la importancia del otro, lo va rechazando, se burla, inventa apodo y hasta amenazas. En muchos casos, la víctima acaba expulsada del grupo, lo que es una forma de aislarla y agredirla. El aislamiento presencial es muy visible, pero el telemático también está existiendo.
Cómo detectar las señales
Cambios bruscos en el comportamiento y en el ánimo. Pueden estar mucho más melancólicos, retraídos, sobre todo, si nunca han sido así. O al contrario, se encuentran más nerviosos de lo normal.Cuando se quedan alterados o tristes tras su conexión a Internet. Los padres debemos estar muy atentos a sus vías de comunicación.Estar muy atentos a sus redes y chats. Hay padres que han descubierto que su hijo sufría acoso escolar, al investigar sus vías de comunicación digitales, durante el confinamiento, cuando vieron a su hijo comportarse de manera inusual después de cerrar el ordenador. Más aislados aún. Si van más a su habitación a encerrarse, no quieren contactar con sus amigos, no socializan…Síntomas psicosomáticos. No están enfermos, pero se quejan de molestias, malestar y siempre les duele algo. O si adelgazan mucho, si tienen problema con la comida o el sueño; estos son indicadores.
Cómo reaccionar frente al ciberbullying
- Abrir canales de comunicación. No es fácil que los niños que sufren de acoso lo comenten, ni siquiera a sus padres. En la medida que lo hagan, habrá luz para resolverlo, pero mientras tanto es importante fomentar la comunicación familiar.
- Les da vergüenza y sienten culpa. De hecho, se ha observado que tardan entre dos a tres años, en contárselo a los mayores, pues creen que lo vana resolver solos.
- Darle apoyo incondicional. Es fundamental que la víctima de ciberbullying, sepa que sus padres siempre van a estar ahí, no importa lo que pase.
- Identificar los cambios serenamente. Si se recoge con demasiada ansiedad, el niño se estresa y se retrae más por miedo a las represalias.No hacer juicio. Dejarle claro que a cualquiera le puede pasar, que no es su culpa.
- Tampoco pedirle explicaciones de no haberlo dicho antes.
- Involucrar a toda la comunidad educativa. Las medidas a partir de que el niño lo cuenta deben ser tomadas y aplicadas en conjunto por los padres, el centro educativo y el niño. Esto es importante para que el niño sienta que está participando de las soluciones.
- Enseñar un uso responsable de las redes y TICS. Nadie está a salvo de un ciberbullying, pero evidentemente las posibilidades se reducen si educamos a nuestros hijos en el uso de las TICS, sin exponerse demasiado, manteniendo medidas de seguridad digital, etc.
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