Sin embargo, es cierto que Invertir no es un hábito que a todos se nos haya inculcado. No todos recibimos educación financiera, e incluso algunos no tienen el hábito del ahorro. Y sabemos que puede ser particularmente difícil hacerlo cuando eres joven y estás entre tus veintes o iniciando los treinta: viajes, compras, gastos en transporte y tecnología de moda suelen acaparar la atención de tu dinero.
Lamentablemente, esta falta de educación financiera al final suele repercutir en el futuro. Y más cuando uno decide empezar a invertir y se da cuenta de la oportunidad que perdió por no hacerlo con anterioridad.
¿Por qué empezar lo más pronto posible?
En la inversión inmobiliaria la paciencia es la clave del éxito, y algo que garantiza el valor de un inmueble es la plusvalía que este tenga, la cual depende de la ubicación en la que la propiedad se encuentre. Y sí, la plusvalía adquiere valor con el paso del tiempo. Por eso los grandes inversionistas son aquellos que pueden analizar el mercado y ver más allá de lo que está de moda.
Por eso decimos que el mejor momento para invertir es ahora; mientras más tiempo pase, menos probabilidades tendrás de adquirir propiedades a un menor costo que te garanticen un mayor retorno de inversión.
Además, también debemos considerar que las responsabilidades adquiridas con el paso del tiempo pueden hacer más difícil el convertirte en un inversionista de bienes raíces. Casarte o tener hijos puede hacer que reconsideres tus gastos y la cantidad que puedes utilizar para invertir.
Cada individuo tiene prioridades y oportunidades diferentes. Hay quienes ven en sus veintes la oportunidad de fomentar un futuro mientras que existen otros que pueden invertir sólo después de sus 30 ó 40. También es normal y natural que algunos piensen en invertir hasta después del retiro, cuando cuentan con el dinero para hacerlo.
Y tampoco podemos negar que cada generación tiene perspectivas diferentes de lo que debemos considerar una prioridad y lo que no. Por ejemplo, mientras para los millennials adquirir experiencias sea una prioridad -como viajar- para la generación x y los baby boomers el adquirir bienes y preservarlos sea más importante.
La economía naranja
Sin embargo, esto no quiere decir que los millennials – hombre y mujeres de entre 23 y 38 años- tengan un chip que les impida ser buenos para invertir en bienes raíces, al contrario son ellos quienes están cambiando las nociones del éxito y de las maneras de hacer negocios e incluso como pensamos acerca del trabajo y el estilo de vida, por lo que más que incompatibles con la inversión en real estate, son quienes más están empezando a considerar el invertir su dinero para obtener independencia financiera.
Por ejemplo, para los baby boomers y la generación X la seguridad financiera implicaba tener un trabajo estable y un sueldo fijo para así poder ahorrar para el retiro u obtener su pensión. Hoy la noción del trabajar desde casa sin la necesidad de asistir a una oficina es una realidad para muchos, así como la existencia de trabajos que hace 30 años eran difíciles de imaginar
La economía naranja -es decir, la creativa- permite que cada vez sea más posible el retiro a una edad temprana. Lo cual también se ha vuelto posible gracias a que cada vez más gente decide en invertir su dinero de una manera más inteligente -y hacerlo a una edad más corta- para poder vivir de sus inversiones y no tener que estar dependiendo de un trabajo.
No todas las edades o etapas son iguales para cada persona. Para algunos puede ser imposible invertir en sus veinte y encuentran la posibilidad de hacerlo más adelante.
Nuestra mejor recomendación es que más que guiarte por una edad ideal comiences hacerlo por los objetivos que tengas y las oportunidades que se te presenten.